Resumen: Una gastroenteritis, incluyendo recuperación,
me incapacitó como por tres meses. Además, me alcanzó a afectar mentalmente
pues me dio por tomar en serio algunas fantasías romántico-financieras. El
sentirme tan débil me hizo interesarme por el tema de la superación personal
(Terapia Cognitivo Conductual), llegando a la conclusión que mi falta de
compromiso, incluido el no adoptar una línea de investigación definitiva para el
resto de mi vida, se debe a mi temor de sufrir pequeñas incomodidades.
Hace
más de tres meses no publicaba un post pues tuve una gastroenteritis violenta
que con recuperación y todo me tomo desde finales de marzo hasta mediados de
mayo. Tuve hospitalización en casa, pero es algo que no aconsejo pues además de
salir muy caro, y al contrastarlo con un hospital donde lo sacan a uno adelante
lo más rápido posible, en el hogar, al estar más cómodo pasé mucho más tiempo
en cama, lo cual hizo que me atrofiara un poco y por eso mi recuperación fue
tan larga. Recién la semana pasada empecé a trabajar en serio. A mí las
gastroenteritis me dan más duro pues hace 20 años tengo una hernia abdominal
gigante y una ileostomía definitiva (que es diferente a una colostomía) por una
peritonitis que me dio en ese entonces.
No sé si fue por el desequilibrio
electrolítico, pero esta gastroenteritis me alcanzo a trastornar mentalmente un
poco. Entre otras cosas, me dio por tomar en serio varias fantasías
romántico-financieras como las he publicado en mi categoría
de cuentos de este blog. Me imaginaba en situaciones muy agradables
en las cuales de alguna forma terminaba yo teniendo una vejez en abundancia,
pues como ya lo he dicho antes, todavía me preocupa un poco lo que pueda pasar
conmigo cuando mi mamá falte, y máxime cuando estaba con dicha gastroenteritis,
pues durante la misma me sentí muy débil y dependiente pues mi madre quien
funcionó como enfermera y sobre todo soporte emocional. Sin dejar de reconocer
la labor de mi padrastro, el viejo Maco, quien, como siempre, estuvo
ayudándonos con la logística de traer medicamentos y demás. Le tocó mucho
trabajo.
Pero
dicha preocupación por mi futuro lejano alborotada durante este impase de
salud, poco a poco dio paso de fantasías imposibles, a la supuesta necesidad de
trabajar en serio en cualquier trabajo académico, así no me gustara. Es decir,
a prostituirme en el sentido no-sexual de la palabra, como lo expliqué en mi
post anterior. Entonces escribí a ver cómo iba mi aplicación
para trabajar como profesor en UNAD-Colombia (Universidad Nacional Abierta a
Distancia) sin obtener una respuesta definitiva. Estuve explorando otras
opciones como portales de empleo internacional pero remoto, hasta que
redescubrí Upwork que, aunque no es para empleos estables, si es buen portal
para encontrar tareas temporales como independiente (freelance). Apliqué a
varios trabajos que se veían muy buenos. Me alcancé a emocionar con el dinero
que supuestamente me iba a ganar, tanto
que me dio la ucranianitis (ganas de casarme con una ucraniana: ver
cuento al respecto, y un post
anecdótico sobre este tema). Pues de los cerca de 10 empleos a los
cuales me postulé no recibí respuesta de ninguno. El tal es que cuando a mí me
da por buscar esposa y trabajar haciendo cosas que no me gustan, es porque
estoy un poco fuera de mis cabales, pues yo hace rato me definí como un
solterón quien con lo único que se pudo comprometer, tomándome descansos
largos, es con este blog.
Esta semana ya me
siento otra vez en mis cabales pues ya no tengo fantasías como traerme una ucraniana
para acá (para lo cual no tengo el suficiente dinero) o el empeño como trabajar
en una Universidad como la UNAD con respecto a la cual, y por ser virtual, yo
pensé que uno como tutor podía trabajar desde la casa, y mentiras que requiere
cumplir con un horario presencial. Entonces ya debo estar bien mentalmente
hablando pues desde el fin de semana pasado me re-comprometí con mi blog, y
cuando le estoy dando a este emprendimiento es señal de que esto bien de salud
mental. Eso ya lo tengo más que comprobado.
Sin
embargo, hay que reconocer que la gastroenteritis que medio en abril me
“reseteó” (me reinició: me apago y me volvió prender) y sobre todo durante la
recuperación se hicieron otros avances en cuanto a mi bipolaridad. Se eliminó
la amitriptilina de mi farmacoterapia, pues este antidepresivo tricíclico pertenece
a una tecnología muy antigua (fue creado en los 1960s) y me producía
inestabilidad anímica entre otros efectos de tipo digestivo. Se subió la Lamotrigina
(estabilizador anímico antidepresivo) de 50 mg a 100 mg diarios,
como me lo había aconsejado una psiquiatra que me vio hace como un año. Todo
esto hizo que mi ánimo se estabilizara y ya puedo dormir hasta la hora que
quiera sin deprimirme por hacerlo hasta tarde. Sin embargo, el horario de sueño
también se empezó a cuadrar pues llevo como dos semanas durmiéndome alrededor
de las 10:00 pm y despertándome alrededor de las 6:00 am. Cuando cumpla un año
así, puedo declarar que por fin puedo trabajar todo el día como lo he estado
haciendo desde la semana pasada, para lo cual, como lo he dicho antes, es
indispensable la higiene del sueño.
Entonces, desde el
fin de semana pasado me re-comprometí con este, mi blog, espero que ahora sí de
forma definitiva pues estoy cansado de estar dudando entre ser un bloguero o un
académico bilingüe independiente. Además voy a hacer el empeño de comprometerme
(después explico porque repito esta palabra) con una línea de investigación
amplia que involucre cosas de las cuales se un poco como la neurobiología,
psiquiatría (en particular sobre los trastornos
afectivos como el bipolar), filosofía aplicada, y aprender de otras cosas
relacionadas como la superación personal y psicoterapia (particularmente
terapia cognitivo conductual), para hacer algo útil con este blog ayudando a
gente que lo necesite y no simplemente publicar por publicar. Hace un año
también adopté un tema, en ese entonces restringido a bipolaridad, pues un blog
sin un nicho no va para ningún lado. Pero como lo
expresé antes, me aburrí de escribir sobre el mismo tema durante algunos
meses. Esta vez voy a hacer el esfuerzo de comprometerme con dicha línea de
investigación amplia y si algún día me hastío, simplemente me tomo un descanso
pequeño para leer sobre otro tema, pero no necesariamente bloguear sobre el
mismo. Como ya se puede entrever a lo largo de este post, uno de los problemas
de la bipolaridad es que los objetivos pueden variar, siendo en lo que atañe a
estas últimas líneas, el hasta ahora no haber podido adoptar una sola línea de
investigación definitiva en toda mi vida.
Otro
viraje previo había sido, en un
post del 02-Dic-2021, el haber pretendido adoptar un tema de
investigación amplio sobre el territorio, ya no tan gris, que
hay entre biología y humanidades con respecto al cual Edward O Wilson, uno de
los biólogos más importantes a nivel global de las décadas recientes, había
predicho en los 1970s que había un gran potencial de descubrimientos. Pues
actualmente, en el mundo anglosajón, hay mucha literatura al respecto, dentro
de lo cual destaca la memética (contraparte cultural de la genética), y en esos
días me emocioné y pensé en dedicarme definitivamente a este amplio tema. Es
muy bonito e interesante, pero es algo que sería útil si yo fuera profesor de
planta de una Universidad. Pero, escribir sobre dicho territorio entre biología
y humanidades, no le aporta conceptos prácticos y útiles a los lectores de un
bloguero como yo. Ojalá ahora sí esté adoptando una línea de investigación
definitiva, que además de ser amplia para no aburrirme, me permitirá mezclar
neurobiología, con psicología, psiquiatría y filosofía, lo cual además de ser
muy interesante, y repito, puede ayudar de verdad a mis lectores.
Pero
y para lo anterior, y como
lo dije en mi anterior post, debo leer mucho más. Durante el impase
que salud narrado en este post, por el atrofiamiento y alteraciones mentales
que me produjo, y aunque tuve mucho tiempo libre, solo me leí un libro muy
corto y divulgativo sobre superación personal, de pronto motivado por lo débil
que me sentía y que vagamente recuerdo, por lo cual debo volverlo a leer.
Se trata del libro
titulado “El arte de no amargarse a vida” [1] de Rafael Santandreu, psicólogo cognitivista
que tiene su principal centro de consulta en Barcelona. En este libro se centra
en la terapia cognitiva, que como se aclarará en un post posterior serio no es
exactamente lo mismo que terapia cognitivo conductual (TCC). En pocas palabras
la TCC es método que ha demostrada ser muy efectivo para tratar depresiones y
trastornos de ansiedad. Trata de la secuencia ABC, donde A es el estímulo o
activante, B la interpretación, pensamiento o creencia (Belief en inglés) y C
la consecuencia o reacción emocional [2]. La idea es que el paso B (cognitivo) es
crucial para llegar a tener reacciones emocionales adaptativas y saludables. En
otras palabras, depende mucho de como una persona interprete un estímulo, el
tipo de reacción que tendrá. Por ejemplo, a una mujer le pueden decir “fea”
(A), pero si ella interpreta (B) esto como algo sin importancia porque se
siente segura de sí misma, entonces la consecuencia (C) será ignorar lo que le
dijeron y no hay lío. Pero si lo mismo, “fea” (A), se lo dicen a una mujer
bonita pero que tiene un complejo de inferioridad, interpretará (B) este lo que
le dijeron como un insultó y podría ponerse muy brava (C) lo cual es una
reacción que además de ser incómoda, es desadaptativa. Entonces se habla de los
errores de pensamiento en el paso central y más importante (B) como el “todo o
nada”. Por ejemplo, una persona que está tratando de bajar de peso y cede a la
tentación de comerse una dona puede cometer el error de pensar que dañó su
dieta del todo y resultar comiéndose la caja completa, porque qué más da. O un
muy buen estudiante puede llegar a perder un solo examen y por eso llegar a
pensar que perderá todos los exámenes de ahí para adelante y sentirse mal por
ser un supuesto mal estudiante, cuando en realidad fue una pequeña derrota. Otro
error de pensamiento, que yo estoy en camino de corregir, es predecir el futuro.
La segunda ley de la termodinámica, viéndola simplísticamente, dice que el
universo tiende al desorden. Por esto y recordando el manual del pesimista de
Murphy, sería más fácil que las cosas salgan mal que bien. Por eso el tratar al
tratar de predecir el futuro, como me pasa a mi cuando me imagino sobreviviendo
solo cuando me falte mi madre, uno se llena de dudas y temores, y puede
terminar avizorando un porvenir sombrío. Para que las cosas salgan bien hay que
invertir esfuerzo (volviendo a la termodinámica, para ordenar un sistema hay
que invertir energía). Por eso el tratar de predecir el futuro (“fortune
telling” en inglés) es uno de los errores de pensamiento (B en la secuencia que
se viene tratando). Conviene más no tratar de predecir el futuro y tratar de
hacer un buen presente. Si no se puede evitar pensar en el futuro como me pasa
mí, es mejor pensar en deseos (sin convertiros en necesidades) y no temores. O
mejor aún hacer planes optimistas. La terapia cognitiva sola, se centra más en
estos errores de pensamiento o ideas irracionales. Es decir, es más teórica y
argumentativa de cara al cliente o paciente. Pero en realidad es difícil
diferenciar entre esta última y la TCC.
En
“El arte de no amargarse la vida” [1] dicho autor habla de
un error de pensamiento que es confundir necesidades con deseos. Un deseo puede
ser querer tener un carro caro de último modelo o una joya en particular, pero
cuando la persona la convierte en una necesidad, la ambición y después el no
poder conseguir el ansiado bien, le puede traer dolores de cabeza. O el creer
que tener mucho dinero es una necesidad, puede llevar a la persona a acciones
extremas y por lo tanto negativas. Pero supongamos que consigue tener mucho
dinero. Como ve esto como una necesidad imperiosa, tendrá miedo de perderlo y
no lo podrá disfrutar a plenitud. En realidad, los seres humanos tenemos pocas
necesidades: comida, algo que tomar, refugio y de pronto la compañía de su círculo
inmediato. Todo lo que venga por añadidura son deseos cumplidos mas no
necesidades. Yo complementaría esto con lo que el filósofo
hedonista Epicuro quien, hace unos 2,300 años atrás en la época helenística de
la filosofía griega, nos trató de enseñar; hay placeres naturales y necesarios,
como la comida, naturales pero innecesarios como el sexo y no-naturales ni
necesarios como los lujos de los cuales ya se dio un par de ejemplos
en este párrafo. El tratar de satisfacer el último tipo de placeres llevaría a la
desdicha. Esto también es relacionable con algo que es muy difícil de lograr,
sobre todo para nosotros los occidentales, y es la enseñanza del budismo de
tener la menor cantidad de deseos posibles, si mal no recuerdo, lo cual tendría
como consecuencia el tener suerte de autosuficiencia que proporciona mucha
tranquilidad, si es que entendí bien un fragmento de texto que leí hace un
tiempo. Pero he ahí otro motivo de investigación: conceptos del budismo como
ayudas terapéuticas.
También
habla Santandreu en dicho libro [1] que hay gente que cree
que la felicidad está en tener una vida totalmente cómoda y sin problemas. Pero
nos pone a pensar cómo sería el estar todo el tiempo acostado, perfectamente
acomodado, con una temperatura constante y muy agradable, y que le trajeran a
uno todos los alimentos y bebidas sin moverse. Esto puede ser placentero por un
rato, pero estar así durante un lapso de tiempo muy largo resulta ser
aburridor. A mí me pasó durante la recuperación posterior a la nombrada
gastroenteritis que tuve, pues casi que no podía caminar y estuve como un mes
acostado. Dice Santandreu que para disfrutar la vida toca incomodarse. Yo soy
un biólogo teórico, entre otras cosas porque no me gustan las salidas de campo.
Pero, diría yo, la mayoría de gente puede llegar a disfrutar por ejemplo el
hecho de dormir incómodo en una carpa con tal de estar en contacto con la
naturaleza. Además de ser cómodo, yo no disfruto de este tipo de paseos por mis
problemas de sueño.
Pero la comodidad casi que perezosa mía me
dejó pensando. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que yo no puedo con
los compromisos. Esta incapacidad de comprometerme hizo de mi un independiente
(freelance) que muy pocas veces tuvo un empleo estable. La misma razón explica
en buena parte por qué nunca me casé. Pero también explica, además de la
impulsividad propia de nosotros los bipolares, el hecho de que empiezo un
proyecto como por ejemplo el conseguir un trabajo serio, pero al poco tiempo
desisto. Repito, a lo único que me he podido comprometer, y con muchas
interrupciones largas, después de terminé de estudiar escolarizadamente en 2007
(cuando me gradué de mi máster) ha sido mi blog. Y eso que, repito, nunca me he
podido comprometer con una línea de investigación dentro del mismo. Llegué a la
conclusión, que sería obvia para la mayoría de personas, que esta falta de
compromiso mía, se debe al temor de incomodarme. Cuando se me ocurre un plan,
al principio veo todo lo bonito, como por ejemplo el dinero que me puedo llegar
a ganar. Pero cuando empiezo a examinarlo más detenidamente me doy cuenta de
las incomodidades a las que me debo someter como cumplir un horario, salir de
la casa, esforzarme, etc., entonces el plan se me viene abajo. Ya consciente de
todo esto, es decir que, como dice Santandreu, que hay que incomodarse, salir
de la zona de confort, pero a la vez consciente de mi comodidad, decidí tomar
mi blog como un trabajo serio, y repito, ojalá ahora sí me pueda comprometer
con una línea de investigación amplia que incluya neurobiología, psiquiatría
(bipolaridad), psicología y filosofía, aprovechando que parece que la
estabilización de mi ánimo y sueño llegó a un nivel que me permite trabajar
duro. Ahora si me voy a esforzar e incomodar publicando posts de buena calidad,
con respecto a los cuales, el presente escrito no es buen ejemplo.
Gracias por leer este improvisado y
personal post.
Referencias Bibliográficas:
1.
Santandreu R. El arte de no amargarse la vida (edición ampliada y actualizada):
Las claves del cambio psicológico y la transformación personal. Penguin Random House Grupo Editorial España; 2018.
2. Branch R, Willson R. Cognitive Behavioural
Therapy For Dummies. Wiley; 2010.
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